martes, 24 de diciembre de 2013

Hermanos



Al principio de todo, todo existía, pero no en la forma que nosotros entendemos: las plantas, los ríos, la vida en sí misma estaba concentrada en energía, dispersa por la inmensidad del Vacío. Todo existía, pues ahí se encontraba la energía necesaria para ello, pero no tenía forma corpórea. Así pasó el Vacío miles de años, en una nebulosa oscura que parecía querer nacer… pero necesitaba el impulso para ello. No se sabe cómo, ni por qué o cuándo, pero en un momento determinado se produjo una enorme explosión, se considera que se formó un fogonazo deslumbrante que inundó todo el Vacío, un estruendo que llegó a cada extremo del mismo. La energía comenzó a vibrar con insistencia, temblando ante lo que se acababa de producir, y el primer pensamiento apareció en la Creación.

“¿Dónde estoy?” “¿Qué soy?” 

Podía escuchar su pensamiento, y el silencio que lo rodeaba. No podía ver, solo podía sentir lo que pasaba por su cabeza, como un eco lejano que rebotaba en una caverna profunda. Era pura energía, pero a diferencia de lo que le rodeaba tenía consciencia de sí mismo, podía pensar. Poco tiempo después, tras el entumecimiento producido por el nacimiento, comenzó a centrarse y percibir en qué lugar se encontraba. Sentía que había energía a su alrededor, exactamente igual que él, y los consideró como sus iguales, como si estuviera rodeado de silenciosos compañeros.

“Hola, ¿sabéis dónde estamos?” “¿Hola?” “¿Por qué no me contestáis?” 

Su única respuesta fue el silencio, y aquel Ser sintió en su interior los primeros sentimientos que nació en la Creación: la soledad y la tristeza. Se había dado cuenta de que a aquellos que consideraba iguales, sus compañeros, no eran más que energía sin vida ni consciencia, muy diferentes a lo que él mismo era. Notaba que él no era más que un montón de energía unida por una fuerza extraña, una especie de silueta que vagaba consciente en el Vacío. 

“¿Qué crueldad es está? Aparecer de la Nada y estar vagando en ella, sin nadie ni nada más con lo que poder superar esta soledad. ¡Ojalá nunca hubiera nacido!”

No podía llorar, porque no tenía ojos, pero esa tristeza cada vez le embargaba más, hasta tal punto que habría deseado tener algo con lo que producir sonido, para dejar escapar su dolor y desahogarse. Quería desaparecer, no merecía estar en esa situación, él no lo había pedido. Siguió vagando en aquel Vacío, en silencio, en comunión con lo que le rodeaba, esperando un final más o menos digno al menos. Buscaba sencillamente la muerte.

Pero las cosas empezaron a cambiar. Sintió que una especie de sopor, como si su propio Ser quedara en una especie de hibernación, y se dejó llevar por ese sentimiento. No sabía por qué ni cómo, pero ya que no había conseguido respuestas para nada de lo que había pasado, no quiso plantearse nada. No supo cuánto tiempo pasó, solo que después de despertar de ese sopor, las cosas eran muy distintas. La energía a su alrededor seguía estando allí, pero su mente tenía una idea muy clara: tenía que crear vida. Pero, ¿cómo podría realizar tamaña empresa? Ni siquiera sabía cómo había nacido él, era muy difícil hacer vida a su alrededor. Pero tenía el material a su disposición, como si le estuviera esperando. 

Percibiendo atentamente lo que le rodeaba, empezó a comprender algunas cosas: primero, que flotaba en un Vacío inmenso; segundo, que era el único Ser cercano que tenía el poder de pensar y tener conciencia de uno mismo; y tercero, lo más importante, que se sentía poderoso, como si tuviera en su mismo interior la clave para provocar la Creación. Estaba tan atenazado por la soledad, que lo primero que realizó fue crear vida, otro Ser con el cual poder estar y conversar. Y cómo todavía no dominaba el proceso de Creación, decidió doblarse a sí mismo, partirse por la mitad. De esta forma, el segundo Ser de la Creación nació, exactamente igual al primero.

“Hola, hermano, bienvenido al Vacío”

“¿Hermano, Vacío? No entiendo nada… ¿Quién soy? ¿Qué hago aquí? ¿Y quién eres tú?”

“Tranquilo, todo a su tiempo. Yo estaba así hace tiempo, pero he conseguido serenarme y percibir la realidad que me rodea con claridad. Somos dos Seres de una misma energía, yo te he creado a partir de mi propio cuerpo. Ahora somos dos en esta inmensidad que he querido llamar Vacío, porque no hay nada excepto la potencia de todo lo que puede nacer… Y nosotros, que nos hemos desligado de lo demás para ser algo superior. Está en nuestras manos ser los creadores”.

“¿Crees que tenemos el poder necesario para hacer eso que planteas?”

“Por supuesto, Hermano, eso y muchísimas cosas más. Vamos, debemos ponernos cuanto antes…”
“Suena muy bien eso que cuentas, Hermano, pues a partir de ahora decidiremos llamarnos así. Pero no me siento cómodo con esta… forma, si se puede denominar de esa manera. No puedo ver lo que me rodea, ni tampoco siento tener un cuerpo definido. Parecemos… incompletos, imperfectos”.
“¿Y qué propones, poder de mi poder?”

“Que antes de crear, deberíamos completarnos a nosotros mismos. Y hacer lo demás a nuestra imagen y semejanza”. Y dicho esto, sin pedir permiso a su Hermano, comenzó a reunir fuerza en su cuerpo, a delimitar una imagen en su mente, e intentar adoptar esa forma que se creaba en su pensamiento. Era pura energía, con voluntad y conciencia, por lo que al no tener forma definida podía ser todo lo que quisiera, cambiar de forma simplemente por ser la esencia de todo lo que era, es y será en la Creación. La transformación no fue placentera, es más, sintió cómo una especie de calambrazo recorrió todo su Ser. Su hubiera tenido voz, hubiera gritado, pero su Hermano sentía el dolor que le embargaba. Intentó detenerlo, pero la transformación ya se estaba llevando a cabo, y no podía detenerse. 

Y lo que percibió fue algo sorprendente, novedoso… y que a la vez le asustaba, porque hasta tal punto podían llegar sus poderes. Eso, y mucho más. Cuando todo terminó, aquel que se había transformado dijo las primeras palabras audibles de la Creación:

-       - No está nada mal lo que he conseguido. Estoy más que satisfecho.

“¿Se puede saber qué eres ahora?”

-        - No sé, pero es mucho más cómodo y práctico que ser una simple nube de energía. Vamos Hermano, transfórmate también. Es mucho mejor.

“No me convence”

-        - ¿Por qué no? Yo puedo ver, puedo hablar, no tengo que leer la mente o utilizarla para comunicarme. Puedo coger cosas, caminar en vez de flotar… ¿qué desventaja puedes percibir?

“Nosotros somos los primeros Seres, Hermano, y por ello debemos ser diferentes a los demás. Esa es… sería la marca que nos distinguiría de todo y todos, pero percibo que tú no estás de acuerdo con eso”.

-    - No es mi intención ser diferente a los demás, Hermano, porque nuestra fuerza ya es distinción suficiente de esa energía que flota vagando en el Vacío. Somos inteligentes, poderosos, haremos todo lo que queramos.

“Esa energía tiene en sí misma el mismo poder que tenemos nosotros, pero todavía no ha despertado. No somos tan diferentes como los demás”.

-        - Pues es tan sencillo como reprimir esa energía común para que no se conviertan en Seres similares a nosotros. Seremos los únicos Creadores, a los que venerarán y adorarán como tales.

“¿Ansías vida que te adore? Erras en ese punto. No debemos imponernos al resto, solo crear y observar lo que debe ocurrir. No sé lo que a mí me creó, causa del Destino o de un Ente muy superior a nosotros en fuerza e inteligencia, pero se mantiene al margen y nos deja obrar con libertad. De esa forma tendremos que actuar nosotros con lo que creemos”.

-         - ¿No te complacería que tus hijos, pues en eso se convertirán, te consideren como un Dios? 

“No”.

-         - Eres raro, Hermano. Si hubiera más Seres como nosotros, pensarían como yo y no como tú.

“Por eso deberemos inculcar la rectitud y la humildad en la Creación. Para que de esa forma no desemboque a mayores males. Y aunque no tenga que ver exactamente con el tema, déjame advertirte una cosa, “Hermano”: yo soy tu creador, tú no eres más que un doble de mi Ser, el segundo, y deberás hacer todo lo que yo ordene. Y cuando digo todo, quiero decir TODO. Espero que lo entiendas y aceptes. 

-       - No contradeciré nada de lo que digas, Hermano, pues eres el Primer Ser de la Creación, y no hay nadie más poderoso que tú.

“Espero que lo recuerdes y nunca tenga que…”

Pero sus pensamientos se interrumpieron por un golpe sordo, gigantesco, que sepultó su voz en la mente de su Hermano, como un eco lejano ahogado por otro sonido mucho más potente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario