sábado, 12 de abril de 2014

Amistad

Uno de los aspectos que más presente está en nuestra vida, y que menos tenemos en cuenta. ¿Qué seríamos sin ella? ¿Acaso nos imaginamos solos, sin nadie a quien contar nuestros problemas o alegrías, nadie con quien poder charlar cómodamente de lo que sea, nadie que nos reconforte o nos anime cuando más lo necesitamos? El ser humano es sociable por naturaleza, necesita de la presencia de otros como él, y por eso las relaciones que mantenemos con nuestro entorno son tan importantes, por eso la amistad es algo que forma parte de nuestra vida y nos llena, tanto o incluso más que el amor -o tener pareja-. No podemos concibir un mundo en el que no poseamos amistades, lo veríamos como algo prácticamente imposible. Pero claro, una vez que se llega a este punto, una duda nos abarca, nace en nuestra mente, de forma repentina pero a la vez predecible, ¿qué es la amistad? Claro que es importante establecer una definición de lo que es, puesto que así se sabrá si uno se encuentra en una amistad con todas las letras o una "pseudoamistad". 


Definiciones de amistad hay muchas, pero quizá es mejor guiarse por aquella que nos proporciona la Real Academia de la Lengua Española -que para eso somos españoles y ellos eruditos de nuestra lengua-, que nos dice lo siguiente:


Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato.


Bonita definición, que además implica muchísimas cosas por detrás. En la era de la información, hay muchas personas que se les llena la boca con la palabra amigo, considerando que todos los que le rodean se pueden clasificar como amistades, como gente con la que guardas algo especial. Los supuestos amigos de Facebook, Twitter, o cualquier otra red social, ¿se deben considerar amigos, o simplemente conocidos? Parece que da miedo decir esa palabra, conocido, como si con ella nos estuviéramos automarginando o algo parecido. ¿Qué problema hay con decir que uno tiene conocidos? ¿Se le debe considerar como un paria social o similar? Si acabas de conocer a una persona, has hablado con ella un día y ya está -claro, lo tienes en las redes sociales, como si fuera algo importantísimo y que nuestra vida dependiera de ello-, no puede llamarlo amigo, es claramente imposible. Es muy fácil dirimir quién es un amigo del que no lo es y, si no cumple algunos de estos puntos, yo considero que no se le debe llamar amigo, sino conocido, compañero de fiesta, o cualquier cosa que se nos ocurra, pero no decir que tenemos una amistad con ellos. 

Primero, la amistad quiere decir que sentimos algo especial por esa persona. Con especial, quiere venir a decir que estamos a gusto con esas personas, las queremos, no deseamos que les pase nada malo, y hacemos todo lo posible porque no sufran, o mitigar su dolor si está en nuestras manos. Como bien dice la definición, no vemos en la amistad nada de lucro, diciéndonos a nosotros mismos cosas como "es que tiene dinero", "es que es más lista que yo y me ayudará en los exámenes", "es que es buena persona y puedo aprovecharme de él o ella". Consideramos que nos cae bien, que es un encanto de persona, con sus defectos y virtudes, y hacemos lo que sea por esa persona. Supuestos amigos que no mueven un pelo por ti, que pasan de lo que les dices, que no se preocupan, que un día te recuerdan y al siguiente te olvidan, o no anteponen nada de su vida porque creen que sus asuntos -sean los que sean-, son mucho más importantes, no pueden llamarse amigos, no se puede decir que tenga uno una amistad con ellos. Cuando uno es joven confunde muchas veces la amistad con el interés, al igual que el amor con el capricho, pero con el tiempo uno ya va sabiendo identificar y ahondar en las personas, para saber quién merece tu afecto y quién no. Porque el afecto que uno puede dar es el mayor regalo que otro puede recibir -y viceversa-, así que no se puede tomar la amistad a la ligera. 

Otro aspecto, en el que mucha gente cae en el error por inmadurez e inseguridades, es la amistad con el paso del tiempo. Cada uno tiene su vida, su realidad, sus acciones y un camino que recorrer. Al principio vemos con mucha más frecuencia a nuestras amistades -sobre todo si son del colegio o instituto-, pero por causas naturales poco a poco vamos perdiendo el contacto, se vuelve más distante en el tiempo, ya no es la frecuencia que era antaño y que a veces se echa de menos. Algunos piensan que si no ves a esa persona con la que mantienes la amistad todas las semanas, como siempre, sin pensar que la vida cambia y evoluciona -para bien o para mal-, no tienen para nada claro lo que es una verdadera amistad. La amistad es respeto y comprensión, entre miles de cosas, de tal forma que si no se ven dos amigos muy a menudo, quizá una vez al mes, a los meses, al año... pero su amistad es fuerte, cuando se vean de nuevo se tratarán como si no hubiera pasado nada de tiempo, como si todo fuera exactamente igual. ¿Y por qué? Porque la amistad traspasa las barreras del espacio y del tiempo, siempre y cuando sea fuerte y se haya forjado con el tiempo. El tiempo... bonita palabra, y clave también para la amistad. A una persona a la que hayas conocido en un mes, no puedes tener confianza con ella, la sigues viendo como un extraño, y si no hablas con ella más o menos de seguido el proceso de crear una amistad se va al traste; pero si se mantiene, poco a poco se irá creando un vínculo que os una, y que cada vez que pase más el tiempo sea indestructible.

La cuestión no es juzgar los actos de los demás, echar en cara que lo que hacen está mal -eso es más bien trabajo de sus madres-, sino entenderlos y, ha partir de ellos, aprender y respetar. Cuando conocemos a alguien, no se puede pensar ya que va a ser nuestro amigo o amiga del alma, que siempre vamos a estar juntos, que es una persona maravillosa. Las personas aparentan ser geniales siempre, solo en los malos momentos uno puede saber si de verdad merece la pena mantener la amistad o considerarlo como otra cosa. Por desgracia, muchos de nosotros hemos pasado por momentos de decepción, de tristeza, de sentirnos engañados porque considerábamos que alguien era de una manera, y ha acabado siendo de otra. Solo el Tiempo nos ayudará a distinguir con su sabiduría los que merecen nuestra amistad de los que no. Es posible que uno se sienta solo, que a pesar de lo mal que lo pasa por alguien siga manteniendo esa amistad... sinceramente, cuando lo pasas tan mal por culpa de alguien, aunque te quedes en teoría solo, ¿merece la pena soportar algo por alguien que no te acaba aportando ningún bien? Bien es cierto que se ha mencionado que la amistad es desinteresada, pero si con ella acabamos en la ruina y en la más absoluta tristeza -como puede ocurrir con una pareja-, es necesario el replantearse algunas cosas, si bien se convierte en algo habitual, porque de vez en cuando es normal tener alguna que otra discusión. 

Los verdaderos amigos se quieres pase lo que pase, porque pueden superarlo todo. Los amigos son aquellos que te apoyan en lo que sea, y por muy poco que les veas, seguirán siendo tus amigos. Y ellos también te considerarán como un amigo. Los amigos están para que puedas "usarlos", por así decirlo, es decir, que si estás mal ellos estarán ahí para apoyarte; pero claro, todo con cuidado, porque no puedes abusar de su buena fe, si ellos ven que solo estás ahí para consolarlos un día y punto -justo cuando se acuerdan de ti-, eso no es una amistad, es simplemente aprovecharse de lo buena persona que sea el otro, sin nada detrás de eso. Saber distinguir esto es otro aspecto importante de la amistad, porque se ahorrarás unos cuantos disgustos. Que ellos utilicen frases como "es mi amigo del alma" o "cuánto tiempo sin verte", y justo nada más decir eso empezar a contarte una retahíla de problemas sin poder ni siquiera hablar de tus asuntos, es claramente que te quiere para otra cosa. Aún más, hay gente a la que le gusta hacerse la víctima, que todo lo malo les pasa a ellos, que no hay problemas más graves que los suyos, que solo puedes estar atento a sus demandas, y se desentienden completamente de las tuyas, como si no les importaran lo más mínimo. 

A modo de conclusión, me gustaría decir que amigos de verdad se tienen muy pocos, y conocidos infinidad; hay que saber distinguir entre los unos y los otros, porque ante cada uno se tendrá una relación distinta: no se puede pedir que un conocido se comporte como un amigo, ni que un amigo se comporte como un conocido. Ante los que dicen "mira cuántos amigos tengo en (insertar red social)" o "anda que no uso el whatsapp", yo les pregunto:

¿y cuántos de ellos están ahí para lo bueno y, sobre todo, para lo malo?

Por favor, no confundamos términos; como ocurre en nuestra vida diaria, hay que saber diferenciar lo bueno y de calidad, de lo malo y nefasto para nosotros. Luego uno puede ir quejándose de que un supuesto amigo le ha dejado plantado, que le ha mentido, que le ha "levantado" el novio... pero si en verdad es un conocido y no un amigo, el daño está hecho -eso sin duda-, pero en el fondo te duele mucho más que sea un amigo, alguien a quien tenías en muy alta estima, el que te haya hecho eso. En diversas ocasiones, el acto erróneo en sí no es el que nos afecta, sino la persona que lo realiza; nos sentimos como traicionados, que no somos valiosos para el que nos lo ha hecho -pensamos que si fuéramos de valía no nos lo haría-, y claro, que lo puede volver a hacer más veces. 

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